El Teatro Cervantes cierra su ciclo lírico con ‘La Bohème’

La temporada lírica del Teatro Cervantes se entregara a un último canto al amor con ‘La bohème’, de Puccini, que entre hoy y el domingo dejará la plaza de Ramos Marín extenuada de todo el carrusel de música culta vivido.

La versión de Curro Carreres recordará la famosa obra de Giacomo Puccini estrenada en 1896 en Milán bajo la dirección de Arturo Toscanini y que a su autor le recordaba los años mozos vividos en la ciudad del Duomo. Así los espectadores volverán a disfrutar de la eterna historia entre la modista Mimì y el poeta Rodolfo en las abohardilladas entretelas de un París decadente de los comienzos del siglo XIX.

En este caso, Carreres se rodea de un elenco de voces nacionales de interés, con María José Martos y Javier Agulló, en el papel de los dos enamorados encontrados. Además Virginia Wagner actúa en el rol de ‘Musetta’, o los barítonos Rodrigo Esteves y David Rubiera hacen de ‘Marcello’ y ‘Schaunard’. Por otro lado están Miguel Ángel Zapater (bajo) que encarna a ‘Colline’ y Rucadén Dávila en los papeles de ‘Benoit’ y ‘Alcindoro’.

A este grupo de primera línea entre la cantera nacional se une la Orquesta Filarmónica de Málaga con la batuta de Jorge Rubio, y el Coro de Ópera de Málaga, dirigido por Salvador Vázquez, y la Escolanía Santa María de la Victoria, dirigida por Narciso Pérez del Campo.

Todos ellos conseguirán que de nuevo esta obra, la cuarta más representada en el mundo en el último lustro (2005-2010)vuelva a ser un alegato por la juventud, el amor, los sueños, la lucha ante las adversidades, y estos mayos de flores en los que no estaría mal que las escopetas de guerras no tan lejanas dispararan arias en vez de balas.

Según la propia producción de la obra «esta detallista versión volverá a traernos a colación tanto el París artístico y decadente de finales del XIX como la estampa contemporánea de la ciudad del Sena, con los dos primeros actos ambientados en el momento de la escritura y estreno de la obra (1896) y el tercero y cuarto anclado en el día de hoy», han informado.

«No se ha movido ni una nota en ninguna representación que yo conozca de esta obra absolutamente perfecta», aseguró el maestro Rubio, mientras que el director de escena contó que «el espíritu de la juventud, el espíritu y la ilusión de ser felices» planean por la partitura y el libreto, aunque el fatídico final sea tan dramático como bello. En sus pasajes estarán las estrecheces de esa juventud con ínfulas artísticas en busca de algo para echarse a la boca y de un poco de dinero para el alquiler.

Además, la obra fluctuará desde la felicidad al drama del desamor y la enfermedad hacia la risa, la crítica social a las diferencias de clases, las convenciones, la sinceridad, la honestidad, el engaño, la misería, todo ello en una ópera que sigue tan de actualidad como cuando se puso por primera vez sobre las tablas.

Según su director de escena «sublimados por una música maravillosa y la percepción del hecho artístico a través de los siglos para un público entusiasta. Para renovar y actualizar su mensaje original había que desmitificar su historia y recuperar su espíritu en las pasiones y dramas cotidianos de lo doméstico, lo cercano, lo conocido… porque todos hemos sido jóvenes y hemos tenido sueños, todos nos hemos enamorado alguna vez y todos hemos sufrido la frustración de la realidad, hemos probado el sabor de las lágrimas de gozo, hemos soñado tocar la Luna y cambiar el mundo…».

Para también apuntar que «ahora que es tan necesario cambiarlo, el mensaje de esta obra de arte en música y drama, llega hasta nosotros para golpear nuestro ser desde la franqueza y la sinceridad del arte». Aquí la vida según Mimì.

Fuente: www.elmundo.es. Viernes, 17 de mayo de 2013. Autor: N.C.